jueves, 7 de julio de 2011

Mi psicóloga


Ya sé que escribo muy poco, miles de fans, pero yo hago lo que se me canta, ya saben cómo soy. Estuve muy ocupado viajando por el mundo, como siempre.

La otra vuelta me llevé puesto con el auto a un viejo que iba mirándose el orto, ¡no sé qué choto estaba mirando!, pero seguro que a la calle no. Cuestión que lo pongo y me denuncia.
Me hicieron un test psicológico para ver si podían juzgarme normalmente... y parece que se dieron cuenta que yo era el célebre Osito Cool, porque no me mandaron a Tribunales. En lugar de eso, me mandaron a lo de una psicóloga.
Sé que no la necesito, que tengo los patitos en línea, pero bueno... si para no tener que darle unos mangos al viejo pelotudo ese tengo que ir a que me hablen boludeces sin sentido, dale.

Les cuento, esta mujer siempre tiene olor a marihuana, sin embargo no tiene el aspecto hippie que tal vez les hice visualizar, todo lo contrario, la ves y parece normal y seria, hasta inteligente te diría... pero camón (come on, pelotudo) todos sabemos que no hay mujeres inteligentes.  
Ni ese soy yo, ni esa
es mi psicóloga, obviamente.
Sin embargo, a veces me preocupa pensar que esta mina sea la responsable de decir en Tribunales que va todo bien conmigo. ¿Qué pasa si le agarra el raye y les dice que no soy apto para andar por la calle? ¡¿Y si les dice que no soy apto para portar armas de fuego?! ¡La mato!... no con un arma de fuego, claro.

Primer día

¿A dónde tenía que ir?, bien a trasmano. Claramente, no pude ir en tutú (en auto, imbécil, no voy a ir de pollerita), tuve que ir en bondi. Salí de mi casa y estuve media hora esperándolo, no venía más. Le pregunto a una mina que pasaba caminando y me dice que el colectivo que yo quería tomarme pasaba a cinco cuadras de mi casa, ¡el muy mierda no venía a buscarme, YO tenía que ir a donde pasaba!, ¡una cagada!
Llego a la avenida, al rato pasa... y no me frena. Puteo en chino mandarín. Al rato pasa otro, no me frena. Puteo en eslovenio. Viene otro y me agacho a agarrar un cascote, ¡a ver si no me frenás, hijo de puta! Pero le frenó a un tipo que estaba como un idiota con la mano levantada, así que parece que con ser famoso no te paran. Con razón la gente odia el transporte público.
Me subo al colectivo, le digo al tipo que me lleve a la dirección de la mina esta, ¡y me dice que me dejaba a unas cuadras! ¡¿UNAS CUADRAS?! ¡Encima que no pasa por mi casa, una vez que me subo, tampoco me deja a donde quiero ir! A este punto, ya estaba del ojete yo, no cagué a piñas al colectivero... porque era muy grande.
Paso y al minuto el chofer me dice que el boleto sale $1,10, ¡encima había que pagar! No sé si me cagaron o si siempre es así, pero sea como sea... empecé a discutirle al tipo hasta que tuve que bajarme, así que no le pagué un carajo al final. Bajo del bondi, camino algunas cuadras y llego al edificio de la forra esta.

Toco timbre y me responde por el portero eléctrico una piba con una voz aguda insoportable (pero no amena como la mía, ¡molesta!) que me dice -"¿a quién busca?"- yo que ya estaba con ideas violentas respondo -"¡a Wally, pedazo de pelotuda!, ¡¿cómo que a quién busco?!, ¡abrime la puerta, hija de puta!" - "ah, sí, es un paciente, ahora le abro"-. Me abre la puerta y entro. Toco el botón del ascensor y, adivinen... sí, no funcionaba, tuve que subir nueve pisos por escalera. Sí, por escalera.

Llego a la puerta, la golpeo, y la abre la idiota que me preguntaba a quién estaba buscando -"shh, no haga ruido que la doctora está atendiendo" - "¡voy a hacer todo el ruido que quiera, mocosa fea!". -"¡Haga silencio, señor, por favor!" - "¡soy un oso, ¿qué señor ni señor?! ¡¿Por qué no me está atendiendo la idiota esa?!" - "la Licenciada está con otro paciente, aguarde unos minutos" - "aguardame el chorizo, hace como una hora y media que salí de mi casa" - "pero usted tenía que llegar hace cuarenta minutos"-. Que pendeja desubicada, decirme A MÍ lo que tengo que hacer, les juro por mí que no le hice nada y me senté solamente para poder irme cuanto antes.

Había un olor penetrante en esta sala de espera, no tengo ni idea de qué era. Habían unos palos metidos adentro de un tachito con ese olor, así que deduzco que eran zahumerios en esencia de "no sé que choto era". La pendeja de la voz insoportable se puso a masticar un chicle mientras jugaba al Solitario (¿pensarán que no nos damos cuenta que están boludeando, o simplemente no les importa?). De fondo estaba el televisor que tenía sintonizado un programa de espectáculos donde, obviamente, hablaban de pelotudeces. Me empecé a embolar, así que quise leer algo, y noté que todas las revistas eran del año del ojete, así que tuve que entretenerme contando baldosas.

Al rato, sale del consultorio un tipo con mucho aspecto de loser, de caminar bobo, con los ojos rojos e hinchados, un traje barato, un morral sucio, y anteojos descartables. Dijo -"buen fin de semana"- con tono de "llego a mi casa y me ahorco" y se fue. La pendeja me dice que sigo yo. Me paro y voy a la puerta del consultorio.

Por culpa de este viejo
la paso como el culo.
Entro a la habitación. Llegando al final, estaba la forra esta, y a sus espaldas, cartelitos que decían qué estudió, qué hizo, a dónde fue, etc., seguramente todo impreso por ella misma, hecho en Word. Me acerco y me dice -"bueeen díiiiiiaaaaaaaa"- arrastrando las letras como si le hubiera agarrado una embolia cerebral. Ya de comienzo no me gustaba un carajo.
-"Hola"- le digo, lisa y llanamente, sin arrastrar letras como un boludo. -"¿Cómo le vaaaa?"- será que la muy idiota piensa que arrastrando letras causa una mejor primera impresión, que parece más buena, que es más informal... no sé por qué lo haría, pero me molestaba. -"La verdad que como el ojete, estaría haciendo cosas más importantes ahora mismo si no fuera porque pisé un viejo con el auto" - "bueno, está aquí para hablar de sus problemas, tome asiento, por favor"-. Suponiendo que no iba a haber una tachuela sobre mi asiento y cámaras ocultas en los cuadros, me siento. Me acomodo, pongo el celular en vibrador y lo dejo junto a la billetera sobre la mesa... todo esto bajo los atentos y espectantes ojos de la psicóloga, que me miraba como si fuera que yo en algún momento iba a hacer algo divertido, a sacar un arma, a inflar un globo, a ponerme a cantar, o andá a saber qué choto esperaba que me miraba tan atenta. Ah, y mientras me miraba, anotaba cosas en un cuaderno.
La miro, me mira a los ojos y sonríe, le pongo cara de "¿entonces?", y se pone a anotar de nuevo. Me mira nuevamente, la sigo mirando, me dice que no con la cabeza, yo le digo -"¿no qué?"- baja la mirada y anota otra vez. Me mira una tercera vez y levanta los labios, mostrándome los dientes como si fuera que voy a limpiárselos, -"si tengo que hacer algo, dígame qué, porque no entiendo una garompa"-, cierra la boca, sonríe, y anota de nuevo en ese cuadernito de mierda. Así me hizo como cuarenta gestos y expresiones, y yo estaba cada vez más del culo. Si yo me quedaba serio, si hacía el mismo gesto que me hacía ella, si sonreía, si gritaba, si me enojaba, o hasta si no la miraba, ¡la muy hija de puta esta anotaba cosas en ese cuaderno pedorro!

-"Bueno... cuénteme, ¿a qué se dedica?"- me dice después de hacerme gestos durante quince minutos. -"¿Es una pregunta retórica, reflexiva, o qué?" - "no... quiero saber a qué se dedica, de qué trabaja"-. Sí, lectores, leyeron bien, ¡la muy ignorante no me conocía! -"¿Cómo que a qué me dedico?, soy conductor televisivo" - "mire usted... ¿en qué canal?" - "en... eh... ¡¿tiene que ser en un canal para que sea conductor televisivo?!" - "sí, si no, no sería televisivo, no sería en la televisión"-, que hija de puta, encima me discutía. -"¡Mirá, estúpida, YO voy a decir a lo que me dedico y VOS vas a anotar en ese cuadernito de mierda que tenés ahí lo que yo digo, ¿estamos?!" - "¡mire, señor, a mí no me falte el respeto, porque yo a usted lo estoy tratando bien!" - "¡¡¡TRATAME BIEN LA QUE ME CUELGA, LA CONCHA DE TU MADRE, ESTOY ACÁ HACE VEINTE MINUTOS Y YA ESTÁS DICIENDO QUE TE MIENTO!!!" - "¡por favor, le voy a pedir que no grite, esto no es una cancha!" - "¡pero chupame el orto, pelotuda, vos no me vas a decir lo que tengo que hacer!" - "¡señor, estoy acá para ayudarlo, no para que me insulte, además me parece una conducta exagerada!" - "¡y yo estoy acá porque ese viejo es un pelotudo! ¡Y exagerada tengo la poronga!"- le dije, y me fui al carajo.

Otro día les cuento qué pasó en la siguiente sesión, y en las demás.

Ah, y sí, ese día me fui... y volví en colectivo. No les cuento lo que pasó a la vuelta porque me la banco.

Chau.

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